28/01/2015, Revista Emakunde
Filóloga vasca e investigadora, Josune Muñoz (Bilbao, 1967) se aventuró hace 12 años a paliar el “vacío académico” que observó en torno a la literatura realizada por autoras, creando la Escuela de Literatura Skolastika. Con una metodología innovadora, ricos conocimientos, mucha tenacidad y un discurso sólido, Josune puede celebrar hoy haber instruido a cientos de alumnas -y decenas de alumnos-, haber recabado más de 5.000 fondos; impartido cursos, talleres, charlas, escuelas de empoderamiento… que van a más. En los últimos años ha engrosado su especialización en cómic de autoras hasta niveles sorprendentes. Con ese género se siente cómoda; cree que puede “facilitar la entrada a la literatura a las nuevas generaciones” y, además, le permite plasmar, en breves golpes de vista, los análisis que viene desgranando sobre cómo la sociedad patriarcal sigue ejerciendo violencia contra las mujeres.
Texto: Cristina Mtz. Sacristán
Josune se rodea de colores. Por ejemplo, los de una detallista pintura de la argentina Mónica Lignelli y los de sus miles de libros y publicaciones. Una mesa alargada, que invita al Salón Literario. Su mirada y su voz son dulces a veces, pero también tienen mucho de desafío. Estamos en Skolastika, y su directora muestra paneles con dibujos de cómic muy expresivos: mujeres con cara de placer ante los golpes o la violación, insultos, la cosificación o infantilización de las féminas… Imágenes que están impactando en sus recientes exposiciones y charlas, y que reflejan “las miradas del sistema patriarcal”.
¿Cuándo empezaste a interesarte por el cómic como género?
Antes de dirigir Skolastika, ya leía cómic en inglés, euskera y castellano. Soy una friki del cómic, siempre me ha chiflado. Tenía zonas de curiosidad; quería acercarme al manga, también, aunque me producía un rechazo, pero en mis años de investigación feminista he aprendido que no se puede rechazar nada. Y menos en literatura. Y menos algo que leen millones de personas. Pero si la interlocutora es una mujer, puedo entender que tenga un rechazo más o menos frontal al cómic. Y más si lo leía en los 80 y los 90.